la vida claustral
En catalán la palabra claus significa llaves. Ese utensilio que sirve para cerrar y abrir un espacio y lo que él contiene. El término claustro tiene el mismo sentido: se trata de un dispositivo que, cerrándose sobre sí, se abre.
El claustro, como espacio físico, es un continente. Como espacio simbólico, dicho continente está lleno de contenido. Podemos asemejar el claustro con un vaso: para beber agua es necesario poder contenerla, si no, se nos escapa entre las manos. De esta manera, el claustro es el continente de la vida claustral. Es decir, de aquello inabarcable: el encuentro con la Trascendencia a través del encuentro consigo mismo, con el otro y con la naturaleza.
Este ámbito nos evoca otras claustredades: la persona es claustro de la humanidad entera. Lo finito es claustro de lo infinito. Lo conocido es claustro de lo incognoscible. La palabra es claustro del silencio.
Claustredad, a manera de diario poético, recoge algunas vivencias claustrales: intuiciones, sensaciones y vislumbres, acaecidos entre los muros –y más allá de ellos– de Sant Jeroni de la Murtra. También es un homenaje a sus moradores originarios, los jerónimos, a través de los usos y costumbres que hacían de los espacios monásticos.
Amiga lectora, amigo lector, deseo que este poemario sea para ti un “claustro”, que sus palabras y silencios te acompañen en un irte cerrando-abriendo a la Vida: a tu propia vida.
¡Es tuya esta experiencia claustral!
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Hola javier
Comprare tus dos libros los encuentro muy interesantes gracias