Luz

Abrazo

La luz se desvela transparente,
tiñendo de desnudez
todo cuanto abraza

su apariencia queda traspuesta
exponiendo al ser

(dentro y fuera 
son captados en la retina 
en su pasmosa unidad)

alegría de un encuentro
que se encarna en el hogar luminoso
: el corazón.

Vigilia

Todas las noches son oscuras
todas
y, sin embargo,
en todas se aloja la luz

humildemente
se cierra sobre sí,
como las manos 
en los momentos importantes

la oscuridad de la noche
adelgaza todo aquello que me separa: 
debilita el afán y la codicia,
me coloca al filo de la muerte
(dulce desenlace que se enlaza con la vida)

lo sabemos,
a la noche sigue el día

una luz nos mantiene alertas durante la sombra,
no se ausenta:
simplemente calla y se guarece
caldeando al corazón que la acoge.

Orando

Con la luz entre las manos
tu nombre se vuelve silencio

no puedo más que
murmurarlo entre pupilas,
al ritmo con que la respiración
va ondulando esa llama.

Fotosíntesis

La piel de la planta
absorbe esa luz que la abraza:
arterias vegetales
comunican el encuentro amoroso
molécula a molécula

así, la luz 
desciende honda como inspiración
hasta el raigambre, 
uniendo las puntas de ese acto
cual extremos de un relámpago

cielo y tierra se nos muestran
sin fronteras: como son,
como vinieron al mundo.

Silencio

Sonrisa:
oración corpórea

los ojos desasidos
se deshacen en una luz hogar

sin hablar,
las palabras arden 
iluminando verdades.

Crisálida

Hasta lo impenetrable
o, desde ahí,
la luz se ocupa del ser

(inextinguible,
magnánima,
inexplicable)

luminaria que 
arde sin quemar, que
resplandece sin cegar

la soledad y el silencio
acunan la metamorfosis.

Tormenta

Un trueno desnuda la palabra
dejando encendido el silencio

salgo del rincón del miedo
y, como entrando en lugar sagrado,
me despojo de “eso yo” que ya no soy

libre, así, 
contemplo el relámpago eterno.

Conmoción

Resplandor sonoro,
lumbre en los oídos,
voz familiar de quien es Todo.

Alba

La luz va desplazando la sombra
como el cuerpo al agua

salpicados de claros y oscuros
los ojos se inflaman,
fundiendo lo visible y lo invisible

huele a mañana,
a la mañana de hoy:
descalzo me adentro 
en la eternidad de la jornada.

Alumbramiento

Se aproxima el momento:
contracción del cuerpo en el alma,
esperanza bordada con hilo umbilical

de pronto un silencio grande,
un abismo de luz

: al cuerpo mecido por el agua
ahora lo envuelve el aire.

Color

A ojos cerrados
resplandecen otros tonos del ser

honduras y contornos 
emiten felicidad

la flor y la rana
despliegan volúmenes nítidos,
revelan colores autóctonos

(una quietud inquieta 
hace vibrar todo
en continua renovación)

enjugo el llorar con el orar.

Salto

Libre del peso cotidiano:
el que te afirma en los sentidos,
el que te enseña el amor y el dolor

levanto los pies del suelo
¡ambos!

y, por un instante,
(no soy capaz de más)
me suspendo en la luz
cual mota de polvo.

Entrañeza

Luz entraña,
luz extraña

silencio, el Amor.

Revelación

En el silencio del aire
avanzan los fotones:
emisiones luminosas que 
peregrinan hacia el ser 
para revelarle su color

calor que denota sentimentos,
centellas de sentido.

Ermitaño

Vive libre
habitando su ermita de carne y hueso

es, su corazón, la hoguera:
el Espíritu es el fuego

adonde va establece morada,
por almohada y por plato
carga en su alforja silencio y soledad

no pide ser escuchado
ni ser visto
acaso, si algún día es digno,
contemplar el rostro Amado

de día la ermita
agradece la luz,
de noche
la oscuridad acoge.

Mendicante

La luz –mendicante– espera dentro:
amorosa aguarda

abre la mano 
con la paciencia del árbol  que no cuenta los años, 
pero va engrosando imperturbable su corteza hacia la eternidad

esa luz llama
y, pidiendo, no hace más que dar

: don para el que responde generoso en el amor,
don que es visión compasiva, alegre,
y es calor que dilata el músculo cordial.

Grietas

Para que salga o entre la luz
muchas veces se precisan grietas

y eso cimbra.

Don

Cuando la luz sea
sólo audible

(presencia ausente:
trascendencia)

brotará silenciosa en el adentro

un Rostro que me hace tener rostro
me obsequia la serenidad de ser.

Íntimo desconocido

Por fin el vacío 
ha hecho concilio:
sonrío, sólo sé que sonrío
como un niño jugando con una piedra

sí, 
abro las manos 
bendiciendo la vida que me ha tocado
(porque me ha tocado la vida)
y de ellas caen semillas 

siembro en el desierto
la nada que a puños
va desgranándome el alma

te atisbo, Amigo,
allí donde ni las uñas de la imaginación
alcanzan a indagar.

Libertad

¡Vénceme, Señor!
ciego, busco verte

ábreme los ojos, Amigo, 
¡que te pueda mirar!

Sinceridad

Tu Palabra 
enciende en mí 
alegría

la respiración 
transporta ese algo
que sólo el silencio capta

el corazón 
bombea lágrimas
que llenan de sentido la retina

feliz
te descubro mirándome.